Psicosomatismo – Sangre

Como suele decir mi doctor: El cuerpo es un reflejo perfecto de nuestras emociones. El insiste (y yo concuerdo con él) que la raíz de todo padecimiento puede ser encontrada si se observan los hábitos emocionales destructivos de una persona. Recuerda que un hábito es inconsciente, una vez que lo vuelves consciente deja de ser un hábito y se convierte en una elección; comienza a cuestionar ¿por qué reacciono siempre de esta forma?, ¿por qué defino las cosas que me ocurren de una determinada manera?, ¿qué pasaría si cambio mi forma de ver las cosas?

No tengas miedo de explorar, al principio tu ego puede sentir un miedo de muerte, ¿que pasará con las convicciones bajo las que se ha regido toda tu vida?, la respuesta es: nada. Lo que rigió tu vida en su momento te sirvió para llegar hasta donde estás, pero tal vez ya es momento de soltarlo con infinita gratitud y comenzar a explorar nuevas posturas. No puedes perderte de nada, lo que tenías que vivir, explorar y conocer desde esa perspectiva ya lo has hecho, ya lo conoces, ¿de qué te sirve perpetuarlo?, como bien dicen: «es de sabios cambiar de opinión».

Comienza a ver las cosas como un juego, prueba posturas y actitudes diferentes, vuelve el proceso divertido, como un niño que explora y juega, y poco a poco comenzarás a ver que mientras más flexible te vuelves, más rica, divertida, emocionante y satisfactoria se vuelve tu vida. Mientras más te abras comenzarás a ver y experimentar «milagros» en cada momento de tu vida.

Por lo tanto el verdadero trabajo y/o camino hacia la sanación se encuentra en soltar las actitudes que nos enferman.

Sangre

La sangre es el flujo de la vida, representa la felicidad. Trastornos o pérdidas de sangre simbolizan pérdida de alegría.

Si vives preocupado y no sientes alegría por las cosas que haces, podrás tener problemas de sangrado en las encías. Analiza tu vida con cuidado, a veces pensamos que nuestra vida es normal y cómoda, y no nos damos cuenta de nuestras carencias e infelicidad. Es común ver a personas cabizbajas o con el ceño fruncido que parecen estar tristes o enojadas y si les preguntas si tienen algún problema te responden «no para nada, estoy normal». Hay que volver conscientes las emociones que albergamos en todo momento.

Las personas que se anulan a si mismas, que se encogen o esconden para no enfrentar situaciones, o que dejan de hacer lo que les gusta porque les fueron impuestos otros valores, están dejando la alegría de su vida desvanecerse. Cuando comienzas a sentir que todos los días son iguales, que todo es una rutina, tu vida comienza a perder sentido y la estarás desperdiciando.

Deja de vivir dramas, deja de exagerar las dimensiones de tus problemas. Aprende a entender de forma positiva lo que estos problemas representan en tu camino, la enseñanza que puedes recibir de ellos y conviértelos en un medio de aprendizaje sobre ti mismo.

Todo lo que nos ocurre es creado por nosotros mismos. Y toda creación nuestra, sea buena o mala, está ahí precisamente porque es algo que debemos experimentar para aprender y crecer. Comienza a ver las cosas que te suceden, no como problemas, ni siquiera como retos, sino como regalos que la vida te da para aprender y conocerte más. Aborda todas las cosas que te ocurran, buenas o malas, desde una perspectiva de crecimiento, sea lo que sea que te ocurra te servirá como nunca nada te había servido, como la mejor lección que puedas obtener en ese momento. Así con cada cosa de tu vida y verás cambios exponenciales. Vuelve consciente tu forma de crear tu realidad y comienza a crearla con madurez.

Anemia

Quien padece de anemia suele ser una persona que ve problemas en todo. Son personas que no logran aprovechar y disfrutar los buenos momentos de la vida porque viven temerosos. La gente que no siente placer por nada, quien se siente subestimado, incluso quien llega a sentir que la posibilidad de amar o sentirse amado se les ha escapado, son personas que presentan síntomas de anemia.

Si en tu educación nunca fuiste valorado, incentivado o elogiado, entonces hay muchas probabilidades que tú tampoco lo hagas con los demás, sin embargo en lo profundo deseas escuchar o sentirte reconocido.

Si vivimos llenos de sentimentalismos, dramas y victimismos, nuestro cerebro ordenará que nuestra corriente sanguínea dependa de agentes externos para que pueda continuar su trayecto por todo el cuerpo. Esta situación será un reflejo del comportamiento que estás teniendo en relación a la vida o a alguna persona.

Tal vez no quieras reconocerlo, pero inconscientemente estás buscando el reconocimiento y admiración de los demás. Una persona así busca ser el centro de atención. Reconocer y asumir tus propios valores es muy difícil porque tu ego se “alimenta” de influencias externas. Sin embargo es importante reconocer que no necesitas nada de fuera para vivir una vida plena. En el momento en que comiences a sentir seguridad en ti mismo, comenzarás a transformar tu camino.

A nadie le agrada la gente que vive todo el tiempo reclamando o quejándose. Por naturaleza solemos acercarnos a la gente que nos hace sentirnos alegres y felices, nos da energía y nos nutre en nuestra vida. Si en lugar de eso buscamos rodearnos de gente enferma, solo demuestra que nosotros mismos estamos enfermos.

Cuando una persona piensa que no merece, que no vale, en lo profundo cree que eso es un signo de humildad. No hay nada más equivocado que eso. Pensar de esa forma es extremadamente arrogante, pues en realidad, esa persona está buscando que lo miren por que él/ella “es diferente” a los demás. De una forma extrema, es lo mismo que pensar “todo en la existencia es correcto excepto yo”, cuánta arrogancia.

No necesitas ninguna razón para ser feliz, porque ser feliz es una elección. Tu eliges ser feliz o no serlo. Puedes elegir hacer tu felicidad dependiente de algo o alguien más, pero te complicarás la vida gratuitamente y además eso no será verdadera felicidad, solo será deseo, apego, auto engaño. La verdadera felicidad no depende de nada ni de nadie, solo se experimenta aquí y ahora.

Bibliografía
Cristina Cairo – Linguajem do corpo

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