Cuando llegué a España a los 23 años, yo no sabía que era celíaco, de hecho ni siquiera conocía el término.
Al ser un estudiante mexicano en España, el dinero era un factor sumamente fuerte, debido a que el valor de un Euro era de 17 pesos mexicanos en aquel momento, esto me obligaba a ser muy frugal y ahorrar en todos los sentidos posibles para poder sobre llevar mi estancia en ese país.
Debido a esa necesidad, mi dieta constaba de lo más económico que se podía encontrar en el supermercado: cereales y pasta de trigo.
Durante cerca de 3 meses, desayunaba, comía y cenaba pastas y cereales. Poco a poco mis problemas de la piel y digestivos regresaron, pero yo no sabía a qué se debían. Se me formaban vesículas de «agua» en la piel y se rompían, la piel se volvía como una cáscara vieja y se caía. Conforme el tiempo siguió pasando la piel de mis manos se había hinchado tanto que comenzó literalmente a romperse, y al hacerlo provocaba una comezón insoportable. Gran parte de la piel de mis manos era prácticamente «carne viva».
Yo desde chico había tenido problemas de vesículas o ampollas en la piel y que se volviera como cáscara, pero nunca había llegado al nivel de deterioro al que llegué en ese momento.
Mis labios se me partían con más de ocho cortadas a los lados, lo cual hacía sumamente doloroso el comer, pero por mi ignorancia, yo seguía consumiendo pastas y cereales, pues era lo más económico. También consumía mucha cerveza pues es común tomarse unas cañas al final del día.
Comencé a darme cuenta que lo que me ocurría tenía que ver con algo de mi alimentación, pero no sabía qué, así que poco a poco comencé a consumir más ensaladas, pero seguía sin ver un cambio importante.
Comencé a reflexionar sobre mi dieta, y los cambios que puede haber entre una dieta española y mexicana, y entonces procuré comer más cosas mexicanas. Reduje el consumo de la pasta notablemente, pero no de los cereales, y por lo mismo mis síntomas no mejoraban.
Una noche, después de aproximadamente una semana de no haber consumido ni cereales ni pasta y haber tenido una muy ligera mejoría en mi piel, cenaba con mis compañeros de casa, y me serví nuevamente un tazón de cereales. Esa noche la comezón fue insoportable, tanto que me desperté a media noche y me di cuenta que literalmente me escurría «agua» de la piel (cuando digo agua, no es exactamente agua, sino un líquido transparente, a veces lechoso y un poco viscoso), hice un recuento de lo que había consumido ese día y lo único que resaltaba diferente al resto de la semana fue el haber consumido cereales.
A partir de ese momento ya tuve la primera pista de mi problema.
Comencé a buscar en Internet problemas relacionados con la piel, y después de semanas de consultas y de ir eliminando información, finalmente llegué a la conclusión de que mi problema se llamaba «dermatitis herpetiforme». Continué investigando y encontré que este tipo de dermatitis está relacionado con el consumo de gluten que se encuentra en el trigo.
Por azares del destino, una muy buena amiga española era hija del que en aquel momento era el presidente de la asociación internacional de dermatología y como ese año ella se graduaba de la universidad, él estaría ahí. Le pedí de favor que me permitiera platicar con él para ver qué me podía recomendar para controlar mis síntomas de la piel.
Cuando platiqué con él, ya llevaba cerca de tres semanas sin consumir nada relacionado con el trigo y mi piel tenía una ligera mejoría. Me revisó y me dijo que mi problema de piel era bastante avanzado y preocupante (y eso que no me vio tres semanas antes).
Me recetó utilizar las siguientes medicinas:
- Celesemine, un corticoide que ayuda a regenerar la piel, debía consumirlas durante 10 días, dos grageas en la mañana y dos en la noche y después detener su uso, ya que pueden tener un efecto contrario si se consumen en exceso.
- Diproderm, una crema o pomada (existen ambas presentaciones) que se aplica directamente en la piel afectada.
Me dijo que en aproximadamente 10 días mi piel regresaría a la normalidad. Obviamente después de meses de sufrir con la piel descarnada, me costó trabajo creer que en 10 días estaría regenerado, pero efectivamente al paso de 8 días mi piel presentaba un 90% de recuperación.
Mi estado de ánimo cambió, mi concentración en la maestría mejoró notablemente y ya tenía una herramienta que me acompañó por más de tres años para sobre llevar los síntomas de mi «problema de piel».
Después de unos meses, asistí a un retiro con el que ya era oficialmente mi maestro y guía espiritual, en un caserío en un municipio español llamado Echalar. Ahí vivían un señor alemán, que era el panadero del pueblo, y su mujer, una señora con conocimientos de comida macrobiótica. Al hospedarnos nos preguntaba si teníamos alguna alergia a algún tipo de comida, y yo para ese entonces ya sabía que no toleraba el trigo. Cuando se lo dije ella me respondió «¡ah, eres celiaco!». Era la primera vez que escuchaba ese término, a lo que le respondí, «no se como se llame esta condición, pero sé que tiene que ver con el gluten del trigo, sé que es eso lo que me hace daño» y me responde nuevamente «si si, eso es ser celíaco, que bueno que me lo dices para no preparar nada que te haga daño».
Tomé nota en mi mente de ese término, y a partir de ese momento supe el nombre de esta condición.
De mucho provecho toda tu investigación la verdad en este momento pasó por una crisis gástrica soy celíaco diagnosticado hace 8 meses y la verdad q la medicina occidental sólo a logrado detectar la condición es todo pero hasta ahí, lástima q ya no publiques más Post.
Hola Ariel, me da mucho gusto que la información que he publicado te sea de utilidad. Si tengo varios posts por publicar, me alejé del blog por cambio de ciudad y muchos cambios personales, pero ya lo estoy retomando. Si has notado, he hecho cambios en todo el aspecto del mismo y próximamente continuaré con el proyecto.
Muchas gracias por tus comentarios y espero que pronto veas una recuperación importante en tu salud. Un abrazo