Camino a la sanación (Parte 4) – Peligro de muerte

Después de haber pasado un tiempo controlando los síntomas y la dieta «libre de gluten», comencé nuevamente a tener un deterioro en mi salud. En esta ocasión no lograba comprender por qué mi salud decaía, cuando yo creía que estaba haciendo todas las cosas correctas. A pesar de seguir los hábitos descritos en la tercera parte, no había mejoría en mi condición y al contrario nuevamente presentaba los mismos síntomas e incluso mucho más fuertes que antes.

Mis síntomas empeoraron notablemente. No tenía energía, y teniendo 25 años era frustrante que a las 8:00 pm yo estuviera demasiado cansado para hacer cualquier cosa.  No tenía la capacidad de hacer ningún esfuerzo físico, incluso me era muy difícil realizar asanas sencillas de yoga. Mi energía sexual desapareció por completo, mi mente se encontraba en un estado aletargado donde no era capaz de realizar pensamiento creativo, sino únicamente mecánico y repetitivo. Mis reacciones en la piel se volvieron nuevamente muy severas y cuando una persona que tiene el don de «ver» el cuerpo por dentro me revisó, se dio cuenta que no solamente mi piel sino mis órganos estaban en un deterioro interno y que literalmente se estaban deshaciendo.

Aunado a todo esto, hubo un problema familiar sumamente serio que provocó una cantidad de angustia y estrés que nunca había vivido, lo cual complicaba aún más mi estado anímico y de salud.

Cuando una persona realiza meditaciones regularmente, aprende a escuchar al cuerpo, y este literalmente habla y te comunica el estado en el que se encuentra. Las personas que han tenido este tipo de experiencias, podrán relacionarse con lo que digo, quien no lo ha vivido seguramente lo negará (las cosas que comparto, las expreso tal cual me ocurrieron, no es mi labor tratar de convencer a nadie).

En una de mis meditaciones mi cuerpo literalmente me expresó que si seguíamos así, no me quedaban más de dos o tres años de vida.

Posteriormente conocí a un «sanador», de aquellos que tienen la habilidad/capacidad de con simplemente observar tu cara pueden ver hasta tu alma, y este confirmó lo que mi cuerpo me había expresado. No tenía mucho tiempo, y tenía que hacer algo para mejorar mi condición.

Pasé aproximadamente 4 meses decayendo cada vez más en mi estado de salud y calidad de vida, hasta que llegó un momento donde pensé «¡basta! tengo que hacer algo para mejorar esta situación, no estoy dispuesto a dejarme morir».

Cargado de ira, llegué a la conclusión de que aún no me había liberado plenamente del gluten, así que comencé a hacer una revisión exhaustiva de cada uno de los condimentos que se encontraban en mi cocina. Era evidente que no había eliminado el gluten por completo, así que toda una tarde me dediqué a sacar cada uno de los productos de la alacena y a revisar todos y cada uno de los ingredientes con los que cocinaba.

Encontré que el jugo maggi, ese líquido negro hecho para resaltar el sabor de los alimentos tiene gluten, lo mismo la salsa de soya.

Yo creía que comiendo comida oriental mejoraría mi condición, pero todas las salsas de soya como la Kikoman, también tienen gluten.

Encontré que los cubos y caldos de marca Knorr también tienen gluten y se utilizaban diariamente en mi cocina, de la misma manera también las pastas de arroz chino (los fideos delgados que suelen utilizar para las ensaladas y comida china), que yo compraba con la idea de que al ser de arroz eran libres de gluten, también lo contenían.

Me habían recomendado unos complementos alimenticios para mejorar la condición del intestino de la marca GNC como Colon Pure y Super fiber y yo por ignorancia y falta de cuidado los consumía diariamente sin saber que también contenían gluten.

NOTA: Estos productos de la marca GNC los consumí hace dos años, recuerdo que uno de ellos contenía trigo, pero no recuerdo cual, mi intención no es difamar sino contar mi historia.

Revisando las salchichas y jamón que vienen empacados encontré que también contenían gluten, así como todos los alimentos congelados.

Me di cuenta que era mi ignorancia la que me estaba matando y mi falta de compromiso y estudio a fondo sobre el tema, así que decidí en ese momento comenzar a estudiar y dejar de poner pretextos sobre mi condición. Si iba a encontrar una cura, estaba en mis manos y de nadie más.

Conseguí bibliografía sobre la enfermedad celíaca, y aunque en general todo lo que encontraba ya lo sabía, si encontré datos interesantes como la «contaminación cruzada», que como ya lo he explicado en otros apartados, es cuando aquello que contenga gluten, entra en contacto con cosas que no lo tengan y las contamina, provocando que también hagan daño.

Encontré también que la mayoría de los síntomas que se presentan en la infancia y adolescencia yo los había presentado, pero siempre fueron mal diagnosticados.

Comencé a tomar muy en serio el tema, pues sabía que si seguía así, me quedaba poco tiempo. Mi energía decayente era la mayor prueba de que me quedaba poco tiempo.

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