Hoy hablaré un poco sobre la planta Ayahuasca. Sé que en apariencia esto se sale totalmente del tema central de este blog, pero parte del objetivo del mismo es contar mis experiencias y las herramientas que me han ayudado a sobreponerme de la enfermedad. La ayahuasca es una herramienta más que he utilizado en este camino. Me ha sido altamente efectiva y me ha mostrado muchas cosas que me ayudaron a comprender la razón de mi vida y cómo yo mismo no me permitía vivirla al máximo.
La planta ayahuasca es muy conocida en la zona de Perú y Brasil. Algunos lo conocen cariñosamente como «la abuela». Es considerada una planta sagrada, algunos le llaman «medicina del alma». Es un brebaje hecho por varias plantas enteógenas (libres de gluten) que cuando se consume lleva a estados alterados de consciencia.
Muchos ignorantes la consideran una droga por sus efectos, no es tal cosa. No produce adicción y el efecto que tiene en cada persona es diferente.
La razón por la que hablo de esta planta, es porque en mi camino espiritual con Swami Kurmarajadasa, varias veces la he consumido. Ella me ha ayudado a llegar a otros estados de consciencia, logrando con ellos recordar y comprender muchas cosas de mi pasado. Como he mencionado ampliamente en los temas psicosomáticos, la única forma de poder realizar cambios verdaderos en nuestra vida, es identificando primero aquello que no «nos permite» ser una expresión auténtica de nuestra naturaleza. Aquellas creencias y programaciones que hemos elegido mantener de forma inconsciente, que mantienen nuestra atención enfocada en un punto específico y nos inhiben nuestra capacidad de percibir/observar la totalidad de la existencia.
Solamente cuando logramos identificar claramente aquellas creencias o programaciones a las que nos mantenemos anclados, es cuando tenemos la oportunidad de soltarlas y así cambiar nuestra realidad, sanando y perdonando todo aquello que nos mantenía enfermos, ya fuera emocional, mental, físca o espiritualmente. Volver consciente lo inconsciente es el «destino» y el camino es el silencio.
La ayahuasca es una gran herramienta para esto. A cada uno le mostrará aquello que debe mostrarle, por lo que nunca escucharás la misma historia de dos personas, ni siquiera dos experiencias de la misma persona con la planta son iguales. Aunque evidentemente hay arquetipos a los que todos recurrimos, por lo que puede haber testimonios «similares», nunca habrá dos idénticos.
Es muy importante que si te interesa consumir esta planta, te acerques a gente auténticamente preparada para llevar un ritual con ella. Muchas veces he escuchado a gente que dice «fui a un ritual que me salió muy barato, y me dieron un traguito de ayahuasca». Esto solamente pone en evidencia la ignorancia de quien asiste al ritual y la charlatanería de quien lo encabeza. La cantidad que debe beberse depende totalmente de la persona que la consume, mientras más resistencias ponga, más cantidad requerirá para que pueda tener su efecto, también depende de qué tan diluida o concentrada se encuentre, etc.
Si te interesa asistir a un ritual de ayahuasca, es importante entender que no debes ir con el afán de «darte un viaje», eso no sirve. De hecho quien busca eso, con la ayahuasca suele salir descepcionado, porque es una planta muy sutil. Su naturaleza es femenina, no como el peyote que tiene naturaleza masculina y su efecto es muy diferente.
La abuela es una gran maestra, aunque la experiencia depende más de ti que de la planta. Mientras más te sueltes, te dejes llevar por ella, mejor será tu experiencia.
Si hay miedos o resistencias, una de dos: o no te muestra nada, o la experiencia puede ser muy dura. Es por eso que no debes llevar expectativas de nada. Mientras más vacío vayas, mejor será la experiencia.
El objetivo de este blog no es tratar estos temas, por lo mismo no quiero adentrarme en esto mucho, si deseas leer mis experiencias, puedes buscarlas en la sección de testimonios de la web de mi maestro www.tantrasivaita.com
Espero que esta información te sea de utilidad.
