Camino a la sanación (Parte 5) – Recuperando la salud y superando la enfermedad.

Llegando a un estado crítico de mi salud, me comuniqué con mi tío, que vive en otra ciudad y le platiqué como me sentía y los hábitos dietéticos que estaba llevando. Me dijo que no podía hacerme un diagnóstico solamente con los síntomas, que necesitaba verme, pero por la distancia era complicado. Me dijo también que con dieta era posible mejorar la condición, pero que sería sumamente lento y que por lo que le estaba contando, no me quedaba mucho tiempo, así que tenía que urgentemente acercarme a algún buen acupuntor para que me ayudara a equilibrarme. Que todo lo que yo le expresaba era claramente un desequilibrio energético y era urgente recuperar el equilibrio.

Para ese entonces, yo ya había comenzado a investigar y literalmente «beber» libros relacionados con la medicina natural. Estudié mucho sobre Ayurveda y Medicina tradicional china. Comencé a comprender que mi padecimiento, no nace en el intestino, y tampoco nace en bazo-páncreas, sino que comienza en el hígado.

No es que el hígado no funcione bien, sino que nuestras emociones son las que disparan las reacciones en el hígado. Me di cuenta que el estrés y la angustia con la que estaba viviendo, estaban provocando que empeorara mi cuadro, es decir que era un círculo vicioso: Los síntomas se presentaban más fuertes, lo cual me provocaba tener que «controlar» aún más los hábitos alimenticios, lo cual provocaba obsesionarme con lo que estaba consumiendo, lo cual provocaba estrés, que a su vez regresaba nuevamente a provocar más síntomas.

Llegué a un punto donde aunque no consumiera nada de gluten, estaba teniendo las mismas reacciones que cuando lo consumía, eso comenzaba a marcar el principio del fin. Aunque había cambiado mi dieta a ser 100% vegetariano y libre de gluten, mis síntomas continuaban y mi salud se deterioraba cada vez más.

Encontré el siguiente libro, el cual resultó ser uno de los mayores tesoros con los que me he encontrado y me dio la primera luz de esperanza después de ya años de obscuridad en la lucha con esta enfermedad.

«Sanando con alimentos integrales: Tradiciones asiáticas y nutritión moderna«

Comencé a seguir sus recomendaciones dietéticas y el tratamiento de acupuntura, del cual hablaré a profundidad en otra entrada, y finalmente el deterioro de mi salud cesó. Por fin comencé a ver mejoría en mi condición, aunque con lo deteriorada que se encontraba mi salud, eran pasos minúsculos comparados con lo que aún tenía por recorrer, pero eso marcaba el comienzo de una nueva oportunidad.

Después de aproximadamente 3 meses de tratamiento de acupuntura y de seguir las recomendaciones del libro ya citado, comencé nuevamente a tener algo de fuerza física, ya podía caminar más de 15 minutos sin sentirme agotado y al menos ya podía aguantar hasta las 10 de la noche sin caerme de agotamiento.

Siguiendo mi estudio de medicina natural, me topé con el segundo tesoro que me cambió la vida, esta vez fue el libro Los secretos eternos de la salud.

En él se habla de un proceso de «limpieza hepática», de la cual también hablaré en una entrada dedicada a eso.

Seguí el proceso que el libro explica y después de la primera limpieza hepática, finalmente comencé a ver cambios RADICALES en mi estado de salud. Tuve que realizar varias limpiezas y en cada una arrojé cientos de cálculos hepáticos, y después de cada limpieza mi salud mejoraba notoriamente.

Después de más de un año de ir mejorando cada vez más, y de continuar el tratamiento de acupuntura, comencé una nueva etapa de auto experimentación. Para ese momento mi energía se había restablecido al 100%, mi estado de ánimo mejoró notoriamente, mi concentración y mi creatividad regresaron por completo y poco a poco regresé a ser yo.

A partir de ese momento comencé a experimentar saliendo a comer fuera de casa, para ver que tanto soy capaz de manejar los alimentos con gluten. Experimenté poco a poco con trozos de pan, rebanadas de pastel, o comida de restaurantes que sé que son cocinadas con condimentos que contienen gluten.

Para mi sorpresa, los síntomas eran mínimos y no aumentaban, sino que se mantenían al margen. Con eso me di cuenta que el tratamiento estaba funcionando, pero aún no estaba listo para tener una alimentación 100% igual al común de la población. Al menos me di cuenta que podía salir a comer a algún lado sin miedo de «¿cómo prepararán la comida?», lo cual ha mejorado increíblemente mi calidad de vida, pues ya puedo salir a convivir y socializar sin miedo.

El mejor regalo que recibí fue que nuevamente pude consumir cerveza. Todas las veces que consumía eso, de cualquier manera lo hacía con mucho cuidado y consciencia, observando y poniendo mucha atención, pero el resultado fue increíblemente satisfactorio.

Aún no he llegado a curarme al 100%, pero estoy seguro que estoy muy cerca. Aún hay puntos que tengo que trabajar, de los cuales hablaré más adelante, pero mi calidad de vida ha dado un giro de 180º.

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