Una de las tareas más importantes que mi maestro me dio, fue investigar mi árbol genealógico lo más profundamente posible. Hay muchas veces (como es mi caso) que no se puede llegar muy lejos. Lo importante es llegar lo más lejos posible.
Este trabajo me ha llevado a la teoría (no tengo manera de comprobarlo ahora) que mi abuelo materno tenía sensibilidad al gluten. Nunca se le desarrolló la condición celíaca, sin embargo por algunas cosas que mi madre me cuenta de él, hay ciertos patrones que me indican esta posibilidad. Él murió cuando yo tenía 13 años, por lo que me es imposible poder comprobar esto.
Una vez que se logra armar el árbol, después se trabaja en comprender las razones de muerte de cada uno de los familiares que ya murieron, así como el estado de salud y general de vida de aquellos que siguen con vida. Comprender si hubo/hay enfermedades, poner mucha atención si hubo enfermedades fuertes como cáncer, problemas cardíacos, diabetes o cualquier otra de esa magnitud. Observar también qué actitudes fueron y son las predominantes en cada uno de ellos. Es un trabajo que lleva mucho tiempo y dedicación, sin embargo es muy revelador, poco a poco comenzarás a encontrar patrones de conducta de tus familiares que tú mismo repites, estos patrones pueden ser causantes de muchas enfermedades (revisa los artículos de psicosomatismo en la sección de tratamiento). Como bien se dice «quien no conoce su historia está condenado a repetirla».
Volvemos al trabajo de volver consciente lo inconsciente, encontrar actitudes, comportamientos, apegos, etc. que en su mayoría han sido aprendidos y pasados de generación en generación.
Hay sitios en Internet que te pueden ayudar a realizar este trabajo como www.geni.com
Hace unos días encontré un artículo muy interesante donde se habla de un experimento que se hizo con ratones, donde se concluyó que muchas memorias pueden pasarse genéticamente de generación en generación. Regresamos a la premisa de que el código genético no es algo estático sino dinámico, y que por lo tanto nuestras experiencias, sobre todo aquellas que han producido un impacto emocional profundo, quedan grabadas a nivel genético.
Me parece un estudio muy interesante, sin embargo considero que lo más importante es el trabajo de volver consciente lo inconsciente, de lo contrario, siempre habrá pretextos para justificar el victimismo: «es por mis genes», «mis padres tuvieron la culpa», etc.
La búsqueda de cualquier solución siempre parte de asumir nuestra propia responsabilidad y no culpar a nadie de nuestra situación.
Para profundizar más en este tema, recomiendo el libro «las raíces del amor» de Svagito Liebermeister.
